Reparto: Adèle Exarchopoulos, Léa Seydoux, Salim Kechiouche, Mona Walravens, Jeremie Laheurte, Alma Jodorowsky...
Estreno en España: 25/10/2013
Año de producción: 2013
País: Francia
Fue en el pasado mes de mayo,
concretamente el día 23, cuando en el festival más famoso y prestigioso del
panorama cinematográfico internacional se presentó a concurso una película
francesa de 3 horas de duración de la que se conocían pocos detalles pero fue
justo después de su primer visionado por parte de la crítica y de la prensa
especializada cuando saltaron todas las alarmas y se desató la euforia entre
los privilegiados asistentes. Rápidamente empezó a postularse como la gran
favorita para llevarse la codiciada Palma de oro a la mejor película donde en
esa misma semana se habían visto ya propuestas tan atractivas y aclamadas como Inside Llewyn Davis, Nebraska, Behind the Candelabra, La
gran belleza o De tal padre, tal hijo entre otras. Y tal como apuntaban la mayoría
de las apuestas el día 26 de mayo se llevó la Palma de oro otorgada por el jurado presidido por
Steven Spielberg, donde en una decisión sin precedentes el jurado (entre cuyos
miembros se encontraba mi idolatrado Ang Lee) decidió premiar no sólo al
director sino también a sus dos actrices principales con el máximo premio convirtiendo
esta elección en algo inaudito en los más de 65 años de historia del festival.
¿Pero que podía tener de
especial esa extraña película, hasta ese momento desconocida, para que todo el
mundo hablara de ella?
Personalmente fui acojonado al
cine por las altas expectativas, ya que escuchar durante meses halagos impresionantes
por parte de críticos y asistentes de todas las regiones es peligroso ya que
corres el riesgo de que una película te decepcione (y esa es una sensación
horrorosa), pero cuando uno confirma los rumores es una sensación tan
gratificante como pocas. Afortunadamente doy fe de que era la gran película que
todo el mundo decía que era, de hecho me gusto todavía más en mi segunda visita
al cine ya que pude captar matices que en el primer visionado se me escaparon.
Pero empecemos por el principio, La vida de Adèle es la adaptación libre (bastante libre ya que servidor se la ha leído) de la novela gráfica El azul es un color cálido de la francesa Julie Maroh. Aunque su director, el franco-tunecino Abdellatif Kechiche haya llevado a su terreno la novela en que se basa la película ha sabido captar la esencia de la misma. Con La vida de Adèle, Kechiche retoma su interés por la adolescencia y su pérdida como ya hizo con su segundo largometraje Como esquivar el amor.
Esta vez Kechiche nos cuenta la historia de Adèle, una chica de 15 años que vive en
Para interpretar a la
protagonista que da nombre al título europeo de la película (en EE.UU se
mantuvo el nombre original de la novela, Blue
is the warmest color) se eligió a la prácticamente debutante en el mundo
del largometraje, Adèle Exarchopoulos. De hecho el director cambió el nombre de
la protagonista de la novela, ya que en ella se llama Clementine, respeto ese cambio por el del nombre
original de la actriz para que le ayudara a mimetizarse con su personaje. Es
importante hacer un parón aquí y resaltar el titánico, desbordante y
absolutamente impresionante trabajo de esta joven promesa del cine ya que
sostiene en sus hombros una película de tres horas donde literalmente sale en
todos los planos de la película y donde muestra todas las emociones humanas
habidas y por haber con una naturalidad fuera de lo normal que me dejó tocado y
preguntándome constantemente como una chica sin apenas experiencia delante de
las cámaras era capaz de hacer todo lo que hacía, si la experiencia es un grado
no puedo imaginarme lo que hará cuando tenga unos cuantos años de carrera a sus
espaldas.
Pero lo mejor de todo, es que su
compañera en la trama, la actriz francesa de moda Lea Seydoux, que interpreta a
la universitaria Emma no se queda corta tampoco y demuestra por qué es una de
las mejores actrices europeas. Realmente está más que sobresaliente, tiene una
fuerza interpretativa digna de ser vista y admirada. Seydoux dota a su
personaje con una gran cantidad de matices que solo una gran actriz es capaz de
dar.
Hacía muchísimo tiempo que no
veía tanta verdad y química en unas interpretaciones que de haber justicia lo
ganarían todo porque el trabajo de ambas es tan espectacular como la vida
misma.
Está tan jodidamente bien
interpretada que a veces se me olvida lo bien dirigida y escrita que está por
Kechiche, que dirige con gran pulso y sensibilidad jugando con la cámara y
dejando respirar a los personajes y a la propia historia como si fuera un
espectador más regalándonos muchas veces primeros planos de ambas. Respecto a
su guión se nota que está escrito con mucho mimo y que no hay nada escrito al
azar ya que con cada conversación se nota el interés de realmente contar algo y
no ser simples y vacías palabras de relleno. Hay que recordar la principal
premisa por la que se sostiene cualquier película: “Un buen intérprete puede
sacar adelante una película con un guión mediocre pero una película con un mal
guión no hay actor que te la saque adelante”. La estupenda fotografía (la luz
que se consigue en la escena del parque es de lo más bonito que recuerdo) y unos personajes secundarios perfectamente
definidos son otros aspectos que merecen ser resaltados.
Si tuviera que elegir una escena
de esta película realmente no sabría porque hay tantas y tan buenas que me es
realmente difícil, pero la escena del reencuentro en la cafetería entre Adèle y
Emma es tan sumamente brutal que deberían ponerla en cualquier escuela de cine
porque es la confirmación de que la interpretación puede ser un arte.
Se llama La vida de Adèle pero perfectamente podría llamarse: “La vida en
general”, “Como la vida misma” o “La película francesa de 3 horas que en
realidad dura 15 minutos”. No es solo la mejor película del
año, es de lo mejor que he visto en mi todavía corta existencia cinéfila y
fácilmente podría estar entre las diez películas de mi vida.
Terminaré haciendo mías las
palabras de Steven Spielberg hacia esta obra maestra del séptimo arte: “Me he
sentido tan privilegiado contemplando esta poderosa historia de amor que estamos
en deuda con esta película y con sus dos maravillosas actrices”.
Fer Cruz
Posdata: ¡¡¡LARGA VIDA AL COLOR
AZUL!!!
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