08 febrero, 2014

Crítica de "Nebraska": Million Dollar Man

Director: Alexander Payne
Reparto: Bruce Dern, Will Forte, June Squibb, Bob Odenkirk, Stacy Keach...
Estreno en España: 7/02/2014
Año de producción: 2013
País: EEUU

Han pasado nueve meses desde que la última edición del certamen cinematográfico más prestigioso tuvo lugar en Cannes. Desde entonces han ido llegando a los cines algunas de las joyas que compitieron por alzarse con la Palma de Oro: La vida de Adèle, De tal padre, tal hijo, La gran belleza, A propósito de Llewyn Davis… todas ellas grandes obras del cine actual que se mantienen en el recuerdo de aquel que tiene el placer de verlas y que con el tiempo veremos si permanecen en la memoria colectiva. A esas películas antes detalladas habría que sumar Nebraska, el nuevo film de Alexander Payne, que no baja el nivel tras Los descendientes y nos ofrece de nuevo otra perfecta mezcla de drama y comedia con un reparto espléndido.

La historia está protagonizada por Woody Grant (Bruce Dern), un hombre de avanzada edad que decide ir a reclamar un premio de un millón de dólares que cree que ha ganado por una carta de marketing que recibe. En ese viaje de Montana a Nebraska Woody estará acompañado por su hijo David (Will Forte). El premio y el viaje sirven como pretexto para profundizar en una relación paternofilial muy quebrada y para conocer el entorno familiar y las raíces de los Grant.


Bruce Dern hace un trabajo colosal al ponerse en la piel de un anciano desorientado y de pocas palabras. A pesar de esa falta de diálogo y de ser un personaje que a primera vista puede parecer algo seco, a medida que avanza el metraje lo vamos conociendo cada vez más y desgranando su enrevesada personalidad. El cartel de la película refleja a la perfección lo que el personaje de Woody aparentemente deja ver de sí mismo, el contorno, pero el rompecabezas que es su personalidad se va resolviendo y definiendo a lo largo del film. Algo que diferencia a Nebraska de otras películas (como Al encuentro de Mr Banks) es que no utiliza el alcoholismo como un recurso trivial, sino que es algo complejo que de verdad aporta algo al personaje y a su relación con el resto de la gente y sobre todo con su familia. Para interpretar este papel se barajaron los nombres de Jack Nicholson y Gene Hackman, pero la elección de Dern no podría hacer sido más acertada porque una vez que ves la película se te hace imposible imaginarte a otro en el papel.

En cuanto al papel de David, está correctamente interpretado por Will Forte, que aporta equilibrio con su personaje ante la confusión de su padre. Este papel también tiene una gran importancia en la película y va evolucionando a lo largo de ésta, por eso Payne necesitaba a alguien que encajara con esas características y rechazó a actores mucho más populares como Bryan Cranston, Paul Rudd y Casey Affleck. Finalmente se decantó por Forte que es capaz de compartir el peso de la película con Bruce Dern. Pero si hay alguien que aprovecha cada segundo de cada escena para llamar la atención del espectador es June Squibb, que aporta el toque más cómico con su fantástica interpretación y hace que te rías prácticamente con cada comentario y gesto que hace.


Todo está orquestado por Alexander Payne, que ya está totalmente asentado en Hollywood y que ha conseguido definir un estilo propio y hacer un cine diferente. Por primera vez Payne no participa en la elaboración del guión, aunque eso no hace que se aleje de su estilo, sino que éste se mantiene intacto a pesar de que el libreto no lleve su firma. El encargado del guión es Bob Nelson, que aunque parezca difícil de creer debuta en el mundo de los largometrajes con Nebraska. Nelson nos ofrece a personajes mayores que hablan sin tapujos sobre cualquier tema y una familia peculiar que protagoniza situaciones hilarantes y otras dramáticas consiguiendo un guión redondo y original.

La elección del blanco y negro concuerda a la perfección con el espíritu del film. Ese espíritu inmortal que pocas películas consiguen ensamblar y que se asemeja al de aquellas cintas de hace más de medio siglo que todavía hoy en día nos acompañan y no han perdido ni un ápice de su calidad. Nebraska parece tener ese espíritu que fluye durante todo el tiempo que estás sentado en la butaca y que hace que merezca la pena ir al cine.


Nota: 8
Alejandro Rodera

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