11 septiembre, 2014

Crítica de "Boyhood": Atrapando el tiempo


Director: Richard Linklater
Reparto: Ellar Coltrane, Patricia Arquette, Lorelei Linklater, Ethan Hawke...
Estreno en España: 12/09/2014
Año de producción: 2014
País: EEUU

En julio del año pasado estaba escribiendo la reseña de Antes del anochecer y pensaba que ningún otro proyecto podía mostrar el paso del tiempo con tanta fidelidad como esa maravillosa trilogía. Entonces busqué cuál iba a ser el próximo trabajo de su director, Richard Linklater, y me encontré con una película que llevaba casi doce años en desarrollo. La idea de grabar unos días cada año durante más de una década a los mismos actores me pareció lo más ambicioso e increíble que se podía hacer en el cine, y tras catorce meses de espera he tenido la oportunidad de ver el resultado de ese experimento llamado Boyhood.  

Ya sabemos que Linklater es el maestro de captar la evolución de los personajes a lo largo del tiempo, dejando que los años pasen, sin ningún tipo de artificiosidad (cambios de actores, toneladas de maquillaje…). Con la trilogía de Antes del amanecer Linklater ya se ganó su hueco en la historia del cine, y ahora con Boyhood tiene su plaza asegurada entre los más grandes y atrevidos realizadores. No es solo el hecho de haber rodado durante doce años, que ya tiene un mérito tremendo, sino que Linklater ha conseguido captar la vida, que es probablemente lo más difícil de conseguir a la hora de hacer una película.


Algo que temía mucho antes de ver la película era que las transiciones entre los fragmentos que se habían rodado, en el respectivo año, quedarán muy forzadas al haber un salto temporal que se refleja (más evidentemente) en el físico de los personajes, pero el paso de un año a otro es totalmente natural. En ningún momento te sientes desubicado. Esa era solo una de las pocas cosas que podrían haber salido mal, si algún actor hubiera perdido el interés y hubiera renunciado, si alguien del equipo hubiera fallecido, si la evolución de los actores hubiera distado demasiado de lo que el director tenía en mente… Muchos condicionantes, pero por suerte todo ha salido aparentemente bien.

Como dice el propio director, elegir al protagonista era lo más complicado, ya que aunque el niño que tienes delante pueda parecer perfecto en un primer momento  no sabes cómo va a ser dentro de doce años, por lo que era una elección muy arriesgada. Viendo a Ellar Coltrane se disipan todas esas dudas, no tuvo ninguna restricción a la hora de alterar su físico, es decir, no estaba obligado a permanecer siempre igual para el papel. El director le pidió que hiciera lo que quisiera hacer, y este es el gran acierto de Linklater, porque solamente aquellas experiencias que había vivido Ellar en la vida real eran las que posteriormente iban a formar parte de la historia.

Lo anterior impide la existencia de un guión como tal, Linklater estructuró un esquema general con lo esencial que le tenía que ocurrir a los personajes, pero todo se iba adaptando al desarrollo de los actores año a año. Así se consigue que no haya evidentes trampas para seducir al espectador ni situaciones inconexas con la historia, todo transcurre de forma que resulta creíble a la vez que te mantienes expectante por saber cómo va a continuar la historia. Los 166 minutos se pasan volando porque cada vez que comienza una nueva escena es como si se entrara en nuevo territorio, nuevas experiencias que van forjando a los personajes y te hacen reflexionar sobre cada etapa de la vida. Nos encontramos con personajes a los que vamos conociendo gradualmente, todos sufren una evolución natural, crecen, maduran y cambian su forma de ver el mundo, todo esto lo comprendes porque has sido testigo de las situaciones que han marcado su vida y porque tú mismo puedes haber vivido esas experiencias.


Pero no todo el peso de la película recae en Ellar Coltrane, le acompañan Patricia Arquette e Ethan Hawke, haciendo de sus padres, y Lorelei Linklater, que interpreta a su hermana. La química existente entre estos actores es palpable durante toda la película y el trabajo de Hawke y Arquette es tremendo, de hecho no puedo imaginarme a ningún otro actor haciendo el rol de padre que no sea Hawke. Los personajes de los padres también son complejos y el hecho de que solo se rodara un par de días al año implica que los actores tenían que recuperar ese personaje entre otros proyectos, pero consiguen hacerse con sus personajes y hacer una labor fantástica.

Parte del encanto de Boyhood reside en que debido al tiempo en el que tiene lugar se convierte en un espejo del siglo XXI, todas las referencias a la cultura popular (música, tecnología, política, literatura, televisión…) hacen cómplice al espectador. Nos encontramos con Dragon Ball, High School Musical, Arcade Fire… entre otras muchas referencias y una banda sonora que también denota el paso del tiempo. Todo esto hace que la película, que toma lugar en Texas, pueda resultar familiar a cualquier persona, no solo por esos detalles sino por lo identificado que te puedes llegar a sentir con las situaciones que se muestran.  


Después de ver Boyhood solo puedo agradecer a Richard Linklater que se haya atrevido a hacer algo tan innovador y único y  espero que nunca deje de experimentar, porque entre la trilogía de Jesse y Celine, Tape, Dazed and Confused, Waking Life… y ahora Boyhood tenemos ante nosotros a uno de los directores más especiales del panorama actual. Como se dice en la propia película, para alcanzar la categoría de arte con tu obra hay que hacer algo totalmente diferente, y Richard Linklater lo ha conseguido con Boyhood, ha creado una obra de arte eterna.

Nota: 10

Alejandro Rodera Herrero

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