12 enero, 2014

Crítica de "La vida de Adèle"

Director: Abdellatif Kechiche
Reparto: Adèle ExarchopoulosLéa SeydouxSalim KechioucheMona WalravensJeremie LaheurteAlma Jodorowsky...
Estreno en España: 25/10/2013
Año de producción: 2013
País: Francia

Fue en el pasado mes de mayo, concretamente el día 23, cuando en el festival más famoso y prestigioso del panorama cinematográfico internacional se presentó a concurso una película francesa de 3 horas de duración de la que se conocían pocos detalles pero fue justo después de su primer visionado por parte de la crítica y de la prensa especializada cuando saltaron todas las alarmas y se desató la euforia entre los privilegiados asistentes. Rápidamente empezó a postularse como la gran favorita para llevarse la codiciada Palma de oro a la mejor película donde en esa misma semana se habían visto ya propuestas tan atractivas y aclamadas como Inside Llewyn Davis, Nebraska, Behind the Candelabra, La gran belleza o De tal padre, tal hijo entre otras. Y tal como apuntaban la mayoría de las apuestas el día 26 de mayo se llevó la Palma de oro otorgada por el jurado presidido por Steven Spielberg, donde en una decisión sin precedentes el jurado (entre cuyos miembros se encontraba mi idolatrado Ang Lee) decidió premiar no sólo al director sino también a sus dos actrices principales con el máximo premio convirtiendo esta elección en algo inaudito en los más de 65 años de historia del festival.

¿Pero que podía tener de especial esa extraña película, hasta ese momento desconocida, para que todo el mundo hablara de ella?

¿Es acaso La vida de Adele la obra maestra que Cannes nos prometió? Rotundamente SÍ.

Personalmente fui acojonado al cine por las altas expectativas, ya que escuchar durante meses halagos impresionantes por parte de críticos y asistentes de todas las regiones es peligroso ya que corres el riesgo de que una película te decepcione (y esa es una sensación horrorosa), pero cuando uno confirma los rumores es una sensación tan gratificante como pocas. Afortunadamente doy fe de que era la gran película que todo el mundo decía que era, de hecho me gusto todavía más en mi segunda visita al cine ya que pude captar matices que en el primer visionado se me escaparon.

Pero empecemos por el principio, La vida de Adèle es la adaptación libre (bastante libre ya que servidor se la ha leído) de la novela gráfica El azul es un color cálido de la francesa Julie Maroh. Aunque su director, el franco-tunecino Abdellatif Kechiche haya llevado a su terreno la novela en que se basa la película ha sabido captar la esencia de la misma. Con La vida de Adèle, Kechiche retoma su interés por la adolescencia y su pérdida como ya hizo con su segundo largometraje Como esquivar el amor.


Esta vez Kechiche nos cuenta la historia de Adèle, una chica de 15 años que vive en la Francia de 1994 y como todo adolescente tiene constantes dudas de todo lo que rodea su existencia, pero un día se cruza en su camino una chica algo mayor que ella llamada Emma que tiene la peculiaridad de tener un vistoso pelo azul, ella aún no lo sabe pero esa chica de cabellos azulados y mirada embriagadora será la encargada de descubrirle un mundo lleno de pasión y amor totalmente desconocido para ella. Dividida en dos capítulos bien diferenciados (hay un momento clave en el que uno se da cuenta cuando empieza el segundo capítulo aunque no se menciona en la historia). El primer capítulo muestra la inocencia y la vulnerabilidad de la protagonista así como el descubrimiento del deseo y de la pasión, mientras que el segundo es claramente el paso de la adolescencia hacia la madurez con todo lo bueno y malo que ello conlleva.

Para interpretar a la protagonista que da nombre al título europeo de la película (en EE.UU se mantuvo el nombre original de la novela, Blue is the warmest color) se eligió a la prácticamente debutante en el mundo del largometraje, Adèle Exarchopoulos. De hecho el director cambió el nombre de la protagonista de la novela, ya que en ella se llama Clementine, respeto ese cambio por el del nombre original de la actriz para que le ayudara a mimetizarse con su personaje. Es importante hacer un parón aquí y resaltar el titánico, desbordante y absolutamente impresionante trabajo de esta joven promesa del cine ya que sostiene en sus hombros una película de tres horas donde literalmente sale en todos los planos de la película y donde muestra todas las emociones humanas habidas y por haber con una naturalidad fuera de lo normal que me dejó tocado y preguntándome constantemente como una chica sin apenas experiencia delante de las cámaras era capaz de hacer todo lo que hacía, si la experiencia es un grado no puedo imaginarme lo que hará cuando tenga unos cuantos años de carrera a sus espaldas.

Pero lo mejor de todo, es que su compañera en la trama, la actriz francesa de moda Lea Seydoux, que interpreta a la universitaria Emma no se queda corta tampoco y demuestra por qué es una de las mejores actrices europeas. Realmente está más que sobresaliente, tiene una fuerza interpretativa digna de ser vista y admirada. Seydoux dota a su personaje con una gran cantidad de matices que solo una gran actriz es capaz de dar.



Hacía muchísimo tiempo que no veía tanta verdad y química en unas interpretaciones que de haber justicia lo ganarían todo porque el trabajo de ambas es tan espectacular como la vida misma.

Está tan jodidamente bien interpretada que a veces se me olvida lo bien dirigida y escrita que está por Kechiche, que dirige con gran pulso y sensibilidad jugando con la cámara y dejando respirar a los personajes y a la propia historia como si fuera un espectador más regalándonos muchas veces primeros planos de ambas. Respecto a su guión se nota que está escrito con mucho mimo y que no hay nada escrito al azar ya que con cada conversación se nota el interés de realmente contar algo y no ser simples y vacías palabras de relleno. Hay que recordar la principal premisa por la que se sostiene cualquier película: “Un buen intérprete puede sacar adelante una película con un guión mediocre pero una película con un mal guión no hay actor que te la saque adelante”. La estupenda fotografía (la luz que se consigue en la escena del parque es de lo más bonito que recuerdo)  y unos personajes secundarios perfectamente definidos son otros aspectos que merecen ser resaltados.

Si tuviera que elegir una escena de esta película realmente no sabría porque hay tantas y tan buenas que me es realmente difícil, pero la escena del reencuentro en la cafetería entre Adèle y Emma es tan sumamente brutal que deberían ponerla en cualquier escuela de cine porque es la confirmación de que la interpretación puede ser un arte.

Se llama La vida de Adèle pero perfectamente podría llamarse: “La vida en general”, “Como la vida misma” o “La película francesa de 3 horas que en realidad dura 15 minutos”. No es solo la mejor película del año, es de lo mejor que he visto en mi todavía corta existencia cinéfila y fácilmente podría estar entre las diez películas de mi vida.

Terminaré haciendo mías las palabras de Steven Spielberg hacia esta obra maestra del séptimo arte: “Me he sentido tan privilegiado contemplando esta poderosa historia de amor que estamos en deuda con esta película y con sus dos maravillosas actrices”.


Fer Cruz
Posdata: ¡¡¡LARGA VIDA AL COLOR AZUL!!!

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